SALÓN METAWE

Este edificio está literalmente encajado en la cota topográfica intermedia del terreno del Centro Turístico Quelén. Adosado longitudinalmente al cerro y abierto hacia la expansión del lago, el Salón Metawe se expande a lo largo de la curvatura natural de las cotas del terreno adaptando su orden estructural a dicha geometría.

El nombre Metawe proviene de las más de treinta enormes lámparas doradas que fueron hechas a mano, de materiales de madera y fibras extraídas del propio lugar y cuelgan del la estructura del techo del salón principal otorgando al espacio de una notoria dignidad y elegancia. Estas tienen toman la forma de pato, como los tradicionales jarrones de greda, o metawes (pato en chedungu) utilizados en los tiempos remotos para guardar agua o el licor de maqui, por la cultura mapuche.

Se accede al edificio por el norte por un espacio transitorio que hace de foyer, por medio de rampas alargadas que bordean el cerro. Así poco a poco, evocamos nuestra condición “de borde”. Marcan dicha continuidad, las perspectiva de la estructura del cielo que baja en expresivos pilares estructurales. Estos han sido revestidos en madera aserrada a menos de 20 km. del sitio, y que por su emplazamiento y sus formas irregulares parecen bailar a la vista del lago Lanalhue. En el lado opuesto, hacia el cerro, el muro de contención estructural de hormigón armado está cubierto de espejos irregulares que multiplican la maravillosa vista del lacustre, proyectando su espacialidad en todas direcciones. Tres enormes puertas pivotan agregando teatralidad al acceso y se abren como muros que toman las geometrías abstractas del paisaje y de la cultura local. La cubierta, además, adopta un ritmo anguloso, que emula el ritmo del terreno y que en su cubierta mirador, se proyectan 3 grandes lucarnas que hacia el exterior, se transforman en asientos superiores para quienes accedan a su cubierta puedan disfrutar de la inmensidad del paisaje, transformando al edifico en un mirador de gran capacidad de personas invitándolas a disfrutar de la inmensidad del paisaje del algo y la cordillera de Nahuelbuta.