Este proyecto explora el hecho de que las barreras duras entre el entorno diseñado y el natural si no pueden eliminarse, al menos sí pueden diluirse.
¿Pueden los edificios ser más porosos, más abiertos a la vitalidad de la ciudad circundante? ¿Puede una intervención arquitectónica ayudar a reequilibrar la relación entre arquitectura y naturaleza, con el objetivo de aumentar la calidad de vida? ¿Es posible, como arquitecto y diseñador, redefinir el espacio, tomando en serio el medio ambiente como un factor de salud y curación? Nosotros, como estudio, creemos que mirar la arquitectura como agente del bienestar humano y del ecosistema es un abordaje inevitable.
El cambio climático nos obliga a repensar la forma en que creamos el espacio arquitectónico, para conectarnos con las estructuras vivas de nuestro entorno, potenciando espacios y lugares que apoyen la salud y el bienestar. Como equipo, eramos muy conscientes de que queríamos concebir un diseño que eliminara efectivamente el estrés y la ansiedad del entorno construido de la ciudad, por lo que enfocamos nuestra intervención para lograr conexiones reflexivas con la naturaleza. El alcance del diseño incluye arquitectura, diseño de interiores, diseño de muebles, iluminación, arte y artesanía para ofrecer un entorno holísticamente integrado.
Geográficamente, el lote se encuentra al costado de la ruta 160, en una área de transición entre ambientes terrestres y acuáticos, en la zona de la terraza superior del Biobío, en la comuna de San Pedro de la Paz. Actualmente, este terreno privado tiene un lote con un destino turístico, y también otro para desarrollo inmobiliario. El lote turístico delimita con la Laguna Grande de San Pedro de la Paz y con el humedal los Batros, lo que presentaba un desafío relevante para nosotros al momento de intervenirlo. El área del humedal es reconocida por la comunidad como un espacio costero de alto valor natural y patrimonial, sin embargo se encuentra fuertemente antropizado y degradado por una creciente urbanización, y también ha sido anteriormente alterado por plantaciones de pino y eucaliptos, erosionando su suelo y degradando la calidad de la vegetación nativa.
Como antecedente morfológico, hay que agregar que la laguna Grande fue formada por represamiento, debido a la sedimentación aportada por los acantilados de la Cordillera de Nahuelbuta, en un período en que el área constituía el antiguo frente deltaico del río Bio-Bío. Otro componente importante para nosotros, fue considerar que el lote está bordeado por terrenos bajos de vegas y pajonales, propios del humedal los Batros, donde desagua la Laguna, muchos de los cuales se utilizan como huertos y áreas de actividad agrícola. Afortunadamente, queda una extensa área de humedal, en el que se han formado ambientes costeros diversos, tales como campos de dunas, humedales costeros, pantanos y marismas. Uno de los más reconocidos es, precisamente, el Humedal los Batros.
En este delicado y frágil contexto ambiental, nuestro proyecto no forma parte de una intervención nueva, si no más bien, la remodelación de una construcción existente, consistente en la ampliación de un Salón de Eventos, la construcción de una zona nueva para servicios higiénicos, una nueva extensión para oficinas administrativas y un multi-espacio para un quincho.
Naturaleza que palpita con lo humano
Salón de los Juncos
En este espacio quisimos borrar las fronteras entre el interior y el exterior, entre lo natural y lo hecho por el hombre, buscando una manera de que ambos compartieran y se fusionaran en un mismo territorio. Este escenario nos obliga como oficina a pensar en una arquitectura de orden re-generativo, y que tenga como objetivo la visibilización del maravilloso y frágil entorno natural en la que se encuentra, desarrollando así espacios que hagan resonancia con los totorales cerrados, juncales y praderas inundables y dos tipos de bosques, el hidrófilo y el matorral esclerófilo.
Lo primero fue disipar la estructura de cerchas de la cubierta existente en el nuevo salón principal, yuxtaponiendo a esta un nuevo patrón de pequeñas bóvedas, de geometrías irregulares, del tipo casetones. Estos permitieron mantener la altura mayor de la cubierta, con un juego de trapecios de distintas profundidades, todos fabricados en estructura de madera y revestido con listones del mismo material. Si bien el proyecto original contemplaba la colocación de espejos en el fondo de éstos, para aumentar profundidad y que los visitantes se sintieran como sumergidos en los humedales propios de la zona, las problemáticas de la obra impidieron que esto se realizara como estaba contemplado y el cliente finalmente optó por una membrana sintética para ocultar los equipos de iluminación.
El muro del fondo es el protagonista, con una serie de columnas de madera alineadas verticalmente. Estas también se extienden hacia el exterior, conectándose con la naturaleza, y le dan ritmo al lugar. Como elementos protagonistas, ubicamos estructuras de maderas laminadas y retroiluminadas, inspiradas en los juncos de la laguna. Así este lugar parece palpitar con todo lo relacionado con la biodiversidad del contexto. Quisimos así incorporar un lenguaje de patrones que se sensibiliza con la memoria del lugar, cuyo balance se ha ido perdiendo o ha sido perturbado, para así en este espacio, recuperar y vivir la sensación de sumergirnos en un nuevo contexto olvidado.
El material:
Respecto al material, hemos utilizado la madera porque reconocemos en ella su nobleza y su amplia disponibilidad en la zona. Muchos estudios sugieren que el uso de madera en interiores reduce la reactividad al estrés del sistema nervioso simpático, que se asocia con una presión arterial más baja, una frecuencia cardíaca menor, un estrés psicológico reducido, una menor susceptibilidad a la enfermedad y una mejor capacidad para concentrar la atención.
Esto es relevante tanto en el contexto del diseño basado en evidencia, que estudia los efectos del diseño del edificio en los ocupantes (entre otras cosas), como en el diseño biofílico, que considera la afinidad general que los humanos tienen por la naturaleza y la aborda a través de elementos y materiales de diseño. Este proyecto considera este material en las distintas expresiones, generando una cercanía a la naturaleza también desde lo material y lo sensorial. En ese sentido, la madera no solo está en lo arquitectónico, sino que también creamos y fabricamos todo el mobiliario para lograr una integridad coherente.
Finalmente, entendemos que no somos simples criaturas biológicas, y que la diversidad natural que observamos hoy es el fruto de miles de millones de años de evolución, moldeada por procesos naturales, y cada vez más, por la influencia del ser humano. Esta diversidad forma la red vital de la cual somos parte integrante y de la cual tanto dependemos. Convivimos con otras especies dentro de la variedad de ecosistemas, y en cada uno de ellos los seres vivos, entre ellos, los seres humanos, forman una comunidad, interactúan entre sí, así como con el aire, el agua y el suelo que nos rodea. En estos aciagos días, sostener este orden ya no es suficiente, debemos regenerar. Tenemos un tremendo desafío frente a nosotros.