Este proyecto es parte de la consultoría de Factoría dirigidas por Susana Herrera para el programa del Gobierno de Chile del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en su programa Quiero mi Barrio cuyo propósito era poner en valor el patrimonio inmaterial de la localidad de Quinchamalí, Lebu y Tomé. El objetivo es el mejoramiento y revitalización de los espacios públicos, entornos urbanos de las familias, y de la red social de los barrios con problemas de deterioro urbano, recuperando la confianza y promoviendo la participación de los vecinos en el proceso de mejoramiento de su entorno inmediato.
El proyecto comprendió la creación de packaging, mejoras en los sistemas productivos, registro de los procesos de elaboración de la greda negra, relatos de las artesanas de sus propias historia, producción fotográfica, puesta en escena, diseño de cajas de distintos tipos, diseño de propuesta de souvenir y finalmente la exhibición en China de las mismas y luego en Chile.
El proyecto promueve, una visión interescalar, integral y multidimensional, participativa, sostenible y sustentable, que involucre ámbitos de la vida barrial, desarrollado a partir de tres ejes transversales, que contribuyan a detonar procesos sostenibles y sustentables, en torno al Patrimonio e Identidad, el medio ambiente, y la seguridad. La región del Biobío, priorizó el eje patrimonial.
La apuesta central de la intervención de Quinchamalí radica en la conservación y preservación de su patrimonio, generando acciones complementarias de desarrollo local que propendan a su puesta en valor, potenciando su vocación territorial agro-alfarera.
La artesanía de greda negra, es un elemento identitario propio del lugar, que lo define y caracteriza como un territorio único y particular, al igual que sus artesanos, cuya microeconomía depende de su artesanía y arte.
En esa misma lógica el Barrio La Esmeralda – La Colonia, posee características de barrio vulnerable, asimismo cuenta con atributos que le dan la connotación de un Barrio de Interés Regional, con sello patrimonial. Su desarrollo económico local está marcado por los atributos paisajísticos, sus modos de habitar y las actividades productivas asociadas. El puerto, las embarcaciones y las actividades productivas conexas son determinantes en la identidad y vida del barrio.
Las obras que refieren el trabajo de las alfareras de Quinchamalí son el fiel testimonio traspasado de generación tras generación, que han ido nutriendo el acervo cultural del sur de Chile, quienes a través de su oficio nos enseñan a “escuchar lo que canta el lugar” como una forma particular de entender y aproximarnos a nuestra cultura, construyendo la arquitectura comunitaria que nos distingue como pueblo ante el mundo globalizado de hoy.
La generosidad del trabajo mancomunado, cristalizado en esta muestra, no es ajeno a nuestros campos, al viento que los surca, a su tierra generosa y que hace 100 años engendró para el mundo a nuestra Violeta Parra, mujer incansable en re-crear de una manera más justa, solidaria y democrática el folclore del pueblo de Chile y que hoy homenajeamos a través de una artesanía que se nutre de los sueños y anhelos de aquellas manos que dibujan la greda negra para contar su historia…
A casi medio siglo de su muerte, Violeta Parra es una importante recopiladora y su trabajo tanto de folclorista como de cantante, pintora y bordadora, lo dejó como legado cultural.
Entre las obras que se identifican con Violeta Parra, desde la percepción del pueblo y en especial en la localidad de Quinchamalí, es la guitarrera, que simboliza una cantora campesina.