CASA ELIPSE

Manejamos dos escalas diferentes dentro de este proyecto. Una la escala de la calle, de lo urbano, y otra la escala doméstica. La escala urbana se expresa en el acceso a través del espacio de doble altura del semi-cubierto. También con los parasoles que dan idea de “pieza única” y no de “casa”: rompe con la iconografía tradicional de “la casa” para tomar una expresión de la pieza molar como un todo.

Un ámbito doméstico con un amplio terreno exterior donde los hijos pudieran jugar, pero también un habitar doméstico que permitiera intimidad y privacidad, una riqueza interior concentrada en el núcleo familiar que alberga.

La elipse surgió entonces a partir de una planta aislada de los muros colindantes de vecinos. Orientada para captar la entrada del sol.

La elipse está partida en dos volúmenes conectados por un elemento-puente. Elemento de vidrio y metal, cuya expresión matérica contrasta significativamente con la piedra y hormigón de ambos volúmenes circulares. Lo circular, a la manera de Jorge Luis Borges, como representación del eterno fluir de la vida. En esta perspectiva contraponemos lo inmutable, lo que se reitera como una invariable, con el cambio permanente. Lo inmutable está representado por el rito de lo cotidiano, por la salida del sol y el comienzo de la jornada. Y por otro lado, Lo variable, el cambio permanente está evidenciado en que cada día es diferente, donde cada “volver a comenzar” es en realidad particular, se ha trasladado en el tiempo.

El concepto representado por la forma geométrica pura: el círculo.

El accidente como detalle o rugosidad que irrumpe en la forma pura, que interactúa con ésta creando una tensión. La sumatoria de abstracciones (conceptos o ideas) y accidentes (o detalles o particularidades) es una descripción posible de la complejidad de la vida: lo molar y lo molecular.

Trabajamos el objeto-casa a nivel Molar; construir la casa-cilindro elipsoidal.

Como objeto tridimensional puro, el cilindro se partió en dos, con dos radios diferentes. Aquí comenzó la lógica volumétrica de la elipse: sus curvaturas tienen dos radios. La partición del cilindro produce dos bloques. Hemos trabajado particularizándolos y asignándole actividades domésticas diferentes para cada uno, pero sin perder la condición molar: Si miramos la casa desde el frente el bloque de la derecha está destinado a las áreas públicas y de visitas, mientras que el de la izquierda contiene los sectores privados.

El bloque público de la derecha contiene un estar de doble altura, comedor, cocina y sector de servicios en primer piso. En el segundo piso de este mismo bloque pusimos un estar familiar que balconea al estar general y también una habitación para visitas.

El bloque íntimo de la izquierda tiene las habitaciones: en el primer piso la habitación matrimonial, que resguarda la entrada de la casa, el baño en suite y en el segundo piso dos habitaciones para los niños.

Pero este “concepto construido” que es el cilindro elipsoidal está atravesado por “el detalle o accidente”.

El concepto de accidente lo aplicamos a diversas escalas y cristaliza en diversos objetos: El accidente a escala general está representado por la caja trasparente, objeto intermedio que conecta las dos piezas que se producen al “dislocar” el cilindro. Esta caja – conector produce una transparencia en el objeto-opaco-cilindro. El conector es el que define el acceso y arma el puente superior que conecta los dos volúmenes de la elipse. La materialidad del conector es liviana, acero, madera y vidrio, y contrasta con los dos principales bloques de hormigón. Esta caja transparente alberga el hall de llegada, la escalera y el puente que flota en el hall de acceso. Dentro de él uno siempre está traspasando. Por ejemplo, cuando uno entra, se enfrenta directamente al patio interior como si entrase para ser arrojado afuera. En el segundo nivel, el puente que parece flotar en el aire, le provoca inestabilidad, como para acelerar el ritmo de paso hacia cada uno de los volúmenes curvos.

El muro lo utilizamos como argumento delimitador y articulador. También como límite o frontera que está en constante movimiento, un borde continuo e infinito irrumpido sólo a veces por una dislocación o penetración, una alteración su condición del cuerpo molar.

El borde continuo curvo, que constituye el perímetro conceptual de la casa esta transgredido por

Dos dislocaciones de muros que dejan fisuras interstisiales (entradas de luz y sol)y que permiten la proyección del espacio interior fuera del borde molar. Esto ocurre en el comedor, la terraza del estar, en el baño matrimonial y el dormitorio del segundo piso. Son proyecciones que flexibilizan el borde continuo, aquí habitable y permite crear intersticios de luz sin perder la elipse.

Por “cajas que lo penetran” conformando perforaciones visuales. No entendemos las perforaciones visuales como ventanas, sino que éstas son objetos que en la curva penetran el borde para vaciarlo. Esto se articula con los enmarcamientos de hormigón en las perforaciones al muro, estos se encajan y quedan parcialmente dentro y parcialmente fuera.

Dos muros circulares que se pliegan entre sí, al acercarse se produce tensión en el punto tangencial entre los dos. Se crea un punto intersticial indirecto, un punto desorientador, opresivamente, la entrada. Esta estrategia la usamos para definir el punto final del proceso de búsqueda para finalmente entrar. El punto de mayor tensión entre los dos muros circulares exteriores produce la fisura que se convierte en acceso. Sobre ésta, dramatizando la tensión entre ambos muros, una loza de hormigón que define la puerta. Esta tensión a su vez “presiona y derrama” la superficie del suelo en escalones.